El buen maestro
Uno de los consejos que recibes, has recibido o recibirás frecuentemente en tu carrera como creador de productos o emprendedor es este: Aprende.
Aprende cuanto puedas, conscientemente, saca lo mejor de cualquier situación, aunque sea negativa. Esto es lo que suele seguir al primer consejo. Por buena voluntad del interlocutor o simple condescendencia y repetición de trivialidades.
Pero no. No todo el aprendizaje tiene el mismo valor.
El estado emocional en el que gestionas una situación estresante de la que (potencialmente) puedes aprender (a evitar en el futuro) disminuye tu capacidad para evaluar racionalmente dicha situación. No me creáis a mí, leed estudios como los que realizan en el MIT.
Ese manager que te da feedback sobre áreas que debes mejorar pero no es capaz de articular por qué es importante para tu carrera ni cómo debes hacerlo o cómo puede ayudarte. Ese momento en el que compartes con un jefe, compañero o amigo que tienes el síndrome del impostor y te sientes algo perdido y los siguientes segundos incómodos solo los rompe una broma que haces para cambiar de tema. Esa evaluación de tu performance en la que preguntas inocentemente cómo puedes tener un mayor impacto en la empresa y progresar y te remiten inmediatamente a un career path escrito dos años atrás por alguien que ya no está ahí.
Seguro que has estado ahí alguna vez, lo sé. Yo también. Todas esas veces y alguna más.
Nuestra profesión, la de la persona, líder o creadora de productos es compleja y requiere del aprendizaje continuo de habilidades tan diferentes como la retórica, la buena comunicación o la toma de decisiones en base a un correcto análisis de datos. Es por esto que aprender qué no hacer tampoco nos vale. La próxima vez que me encuentre ante un conflicto de prioridades, una fricción con un stakeholder o unas expectativas no cumplidas puedo no repetir comportamientos que he visto en managers u otros seniors pero eso no asegura que vaya a resolver el problema. Solo que no repetiré una forma de abordarlo incorrecta o con la que no estoy ética o moralmente de acuerdo.
Entonces, ¿qué hacer? ¿Hay una forma correcta de aprender? Siento defraudarte pero no. Pero espero con esto darte esperanza: hay muchas. Y una de ellas es aprender de los mejores.
Cuando tengas la suerte de trabajar para un manager inspirador, que te escucha antes de responder, que te guía sin dar respuestas directas y que se toma como una prioridad tu progreso, aprovecha el momento. Este tipo de personas no va a pasar más de dos, tres veces con suerte, por tu camino. Y van a dejar una huella en ti que no se extinguirá hasta años después de trabajar juntos años después.
El primer paso es que recuerdes que tu evolución depende, sobre todo, de ti. Tú eres el líder de tu carrera y progreso profesional. Pide, exige que te ofrezcan oportunidades para crecer. Si tu manager es un verdadero mentor, un sensei, esto pasará, a veces antes de que tengas la oportunidad de solicitarlo.
El segundo paso no es menos exigente que el primero: regularmente haz retrospectiva contigo mismo y evalúa dónde estás y dónde quieres estar.
Tan importante como aprender es rodearse de las personas adecuadas. Esto, que parece tan evidente, solo lo entenderás hasta que lo experimentes.
¡Suerte! Confío en ti. 💪